Más de lo mismo en Torreón
Manuel Padilla Muñoz.
La noche del 7 de julio fue negra, la esperanza de miles de ciudadanos de un cambio profundo en el gobierno municipal se desvaneció en Torreón y ahora estamos sentenciados a tener más de lo mismo: una ciudad devastada, destruida en todos sus servicios públicos, tener que soportar más pandillas como “los olmecas” que saquearon al erario público y una nueva camada de millonarios, los actuales funcionarios públicos del municipio.
El candidatito del gobernador y del PRI, Miguel Ángel Riquelme, obtuvo una “victoria pírrica”, ayudado por ex panistas que traicionaron a su partido. En una “elección” inédita, por vez primera en los 102 años de existencia del municipio de Torreón, el candidato del PRI ganó por los votos que le proporcionaron los partidos de “la chiquillada”, los bien llamados “partidos bonsái”, que para eso fueron creados y nos cuestan a los coahuilenses muchos millones de pesos anualmente que van a parar a los bolsillos de las familias dueñas de esos partidos. Porque, a decir verdad, de partido a partido, los llamados partidos grandes, el PRI y el PAN, hubiesen competido solos, sin alianzas ni coaliciones, en estos momentos, Jesús de León Tello fuera alcalde electo de Torreón. Pero no, en esta elección de estado, los partiditos fueron el fiel de la balanza para que, con sus votos a favor del candidato del PRI presuma éste de una ventaja de muy poco más de 4 mil votos respecto a su más cercano oponente, Jesús de León Tello, del PAN.
Desde fines del año pasado sabíamos de una muy anunciada concertacesión mediante la cual el gobernador cedía los gobiernos municipales de Saltillo, Monclova y Torreón para quedar bien con su presidente Enrique Peña Nieto y poder presumir de demócrata. En los dos primeros municipios se cumplió el acuerdo con un amplio margen de ventaja para los panistas. A fuerza de ser sinceros, en Torreón también, solamente que la sorpresa fue la baja votación para el candidato panista y la “ayudadita” de los partidos de la “chiquillada” al candidatito del gobernador.
Los panistas, en Torreón, tienen muy bien merecida su derrota, hablando políticamente. Su candidato, Jesús de León Tello fue “elegido” como tal en una elección interna más sucia que las priistas donde demostraron, una vez más, que aprendieron muy bien de sus maestros de la farsa y la antidemocracia, los políticos priistas. El pueblo, que muy pocas veces se equivoca, estaba seguro de que en una elección verdaderamente democrática al interior del PAN, el candidato ganador sería Jorge Zermeño Infante, único que hubiera vencido de calle a sus oponentes. Pero no, hubo necesidad de que la pandilla de Guillermo Anaya, que tienen secuestrado al PAN coahuilense, acudiera a la trampa y la suciedad. Ahora, que rumien y lloren su fracaso.
En nuestra colaboración del mes de junio, en estas mismas páginas, sosteníamos que era ésta una elección de estado. Y así fue. El gobernador Rubén Moreira nunca sacó las manos del proceso y mandó a todos sus funcionarios públicos estatales y municipales a promover, mediante sus programas sociales, a su candidatito Miguel Riquelme. Además de la llamada “infraestructura del PRI. Pero, ¿qué es en sí, la “infraestructura del PRI”? Es el grupo de funcionarios públicos estatales y municipales obligados bajo amenaza de perder sus empleos si pierde el candidato del PRI, es decir, del gobernador, así como los llamados “promotores” del voto en todas las colonias populares, donde prevalece la pobreza y el hambre y los mal llamados “líderes sociales”, cuya labor es aprovechar el hambre de sus vecinos manteniéndolos con despensas y tarjetas, haciéndoles creer que es por la magnanimidad de los políticos gobernantes y que si no votan por ellos pierden ese “beneficio social”, y el día de le elección como “borregos” los llevan a las urnas. Pero todos esos “promotores” cobran en las nóminas gubernamentales y además les “bajan” miles de pesos a funcionarios y candidatos. Son una plaga que traiciona a su ciudad.
Más que evidente que en esta elección hubo voto de castigo para el PRI, pues en la pasada elección donde fue “electo” Eduardo Olmos Castro, el PRI obtuvo poco más de 132 mil votos y ahora el tricolor solamente alcanzó muy apenas los 105 mil votos, es decir, 27 mil votos menos. Y eso que utilizó toda la fuerza y el dinero de los coahuilenses, millones y millones de pesos. El PAN, en cambio, subió más de 20 mil votos. Cientos de panistas aseguran que Jorge Zermeño los hubiera superado pero, como no existe el “hubiera”, que se joda Torreón al tener más de lo mismo.
Desde otra óptica, votó el 55 por ciento de un padrón electoral de 449 mil votantes, es decir, votaron 246,950 y no lo hicieron 202,050, el 45 de abstencionismo. Si Miguel Riquelme y sus aliados obtuvieron unos 110 mil votos, significa que, en proporción con el universo electoral es alcalde de Torreón de la mayoría de la minoría pues en una democracia real gana el que obtiene la mayoría del total del padrón más uno, es decir, mínimo debería obtener 224,501 votos para ser un alcalde legítimo. ¿Verdad que nos hace falta la segunda vuelta?
Ahora, si no quiere ser presidente municipal de Torreón ilegítimo, Miguel Riquelme debe convencer a todos los torreonenses con hechos, con obras de infraestructura, con buenos y eficientes servicios públicos, con funcionarios honestos en su equipo pero, sobre todo, dejar de robar, de saquear al municipio como lo han hecho hasta ahora muchas pandillas priistas y panistas. Solamente así puede ser legítimo. ¿Lo hará?
Sacapuntas
El ex regidor Gustavo Rodríguez, líder de la colonia Zaragoza Sur, pregona a todo el que quiere escucharlo que Miguel Riquelme ya no quiere para nada al profesor Mario Cepeda Ramírez. Y todo porque el alcalde electo ya se dio cuenta que Mario Cepeda perdió todas las casillas ubicadas en las colonias que, según él, controla. Ni con que sus seguidores no paguen el servicio de agua, que son miles y así quebraron al Simas, votaron por Riquelme, cuando su hijo Mario Cepeda Jr. era el contralor y era el mandamás en la para- municipal.
Que en cambio, en Zaragoza Sur se ganaron todas las casillas. Y es que ahí todo lo controla Gustavo Rodríguez y su esposa Rosa que siempre han estado en la nómina municipal y aterrorizan a los habitantes miserables de esa colonia a votar por los candidatos priistas. De nueva cuenta Gustavo y toda su familia medrarán de la nómina municipal y seguirán enriqueciéndose con los programas sociales que deberían ser para los que verdaderamente los necesitan. Ni modo.
En los Tribunales municipales, la corrupción es galopante en este “Año de Hidalgo”. Algunos peritos venden los resultados de los croquis de accidente desde 4 mil pesos, además, hay que darle su “mochada” al juez municipal que es, mínimo, de 2,500 pesos. Si quieren datos y pruebas, los tenemos.
En mayor escala funciona el Departamento de Limpieza, cuyo titular, Erik Ruvalcaba ha robado a lo grande al municipio. No reporta los ingresos obtenidos en los baños de la plaza principal, tiene a su servicio a un profesor que al mismo tiempo, en el mismo horario, labora en una escuela secundaria, se apropia de muchos materiales de limpieza que luego venden en una ferretería.
Recomendado e impuesto como cuota de poder de un semanario local, Erik Ruvalcaba dejará huella como uno de los funcionarios más corruptos que se conocen en muchos años. Ya nos ocuparemos en posteriores colaboraciones de mayores detalles de nuestra investigación. Erick Ruvalcaba es, quizá, el que menos roba en esta adminis- tración municipal encabezada por Eduardo Olmos Castro. Le digo, con estos funcionarios, estaka brown.
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